En una gota de mar está contenida toda la sabiduría del océano
Todavía no nos hemos hecho conscientes de que el Universo entero está formado por energía y que nosotros, humanos de carne y hueso, formamos parte de esa misma energía.
El microcosmo de nuestro cuerpo está integrado dentro del macrocosmo del Universo. No hay separación real, ésta es solo una fantasía de nuestra mente. La fantasía de la separación es necesaria para que podamos vivir nuestras experiencias a nivel individual, necesitamos las fronteras de la piel para poder vivir en carne propia las emociones y los sentimientos que surgen de nuestras circunstancias, pero nos hemos creído tanto nuestra individualidad que hemos perdido el sentido de la unidad.
Nada ocurre en el Universo sin que nosotros podamos permanecer ajenos a ello, al igual que nada ocurre en el dedo gordo de nuestro pie izquierdo sin que no encuentre resonancia en el resto de nuestro cuerpo. Por lo tanto, lo queramos o no, todos y todo lo que forma nuestro planeta somos nosotros mismos. Lo que afecta al último habitante de la Tierra, nos afecta también a nosotros, aunque no seamos conscientes de ello. La desforestación de los bosque es nuestra propia desforestación. La contaminación de los mares y los ríos, la del aíre y la de la tierra, es nuestra propia contaminación. Los actos de violencia, las guerras, las masacres, la opresión, eso también nos pertenece a cada uno de nosotros. Pero el amor, la solidaridad, la compasión, la asertividad, el respeto a la vida, por la vida y con la vida, también forma parte de nosotros.
Nada se mueve, se genera, ni se piensa en el Universo sin que tenga repercusión en todos y cada uno de nosotros. Por lo tanto, cuando a nivel individual nos hacemos más conscientes de todo esto, es cuando nuestra luz interior puede brillar con más fuerza, e iluminar las partes de nosotros que permanecen en la oscuridad. Si yo soy tú, y tú eres yo, lo que tu hagas o pienses, bueno o malo, también es responsabilidad mía, porque yo también soy el ejecutor o el benefactor de ese acto o pensamiento.
Benditos sean, los que alcanzando esa profunda comprensión, pueden liberar y transmutar los memorias erróneos que se manifiestan a cada paso que damos los demás a nivel individual y colectivo. De la misma forma que los hermanos mayores asumen la responsabilidad de dar la mano a los más pequeños para cruzar el camino, la parte de la humanidad que ya ha despertado al conocimiento de la unidad ha de dar la mano al resto que permanece aún en el sueño de la separación y asumir la responsabilidad de ayudar para subir el escalón de la evolución que todos tenemos ante nosotros, y al asumirla, liberar con el perdón y el amor las memoria erróneas que hemos creado cada uno de nosotros en colectividad.
"Mis amadas memorias, estoy feliz de poder liberaros a vosotras y a mi. Reconozco aquello que hay en mi que ha creado la desarmonía de nuestro planeta, y por que lo amo, le pido perdón, y le doy las gracias por ello. Lo siento mucho, perdóname, te amo, gracias. Y por que te amo, asumo el cien por cien de esa desarmonía y la transmuto con la llama violeta en conocimiento y sabiduría. Lo siento mucho, perdón, te amo, gracias. Porque la semilla del Karma no puede germinar cuando quema con la llama de la Sabiduría Divina, yo te perdono, tú me perdonas, yo te amo, tú me amas, porque tú y yo solo somos solo uno ante la presencia de Dios. Lo siento mucho, perdóname, te amo, gracias. Le pido perdón a mi Ser Superior, y que el mismo elimine mis memorias erróneas presentes y kármicas. Lo siento mucho, perdóname, te amo, gracias".