ANGEL’S TRUMPET (California)
Hola, me llamo
Luz y soy una mariposa, vuestra mente seguro que ya ha formado una determinada imagen
de mí: pequeña, grande, colores vivos, blanca… pues creo que os voy a defraudar
un poquito, porque yo soy una mariposa… transparente, y si me asemejara a algún
color determinado de los que vosotros conocéis podría deciros que sería muy
cercano a un trocito de Arco Iris, aunque realmente tampoco es así. Pero bueno,
mi color y mi aspecto es lo que menos importan en esta historia, que no es mi
historia, sino la vuestra. Debéis pensar que soy un poco complicada con todo
este jeroglífico de palabras, pero os tengo que decir que de nuevo volvéis a
equivocaros, soy de naturaleza sencilla y amorosa, pero es que mi misión es un
poquito difícil de definir para vosotros que no estáis acostumbrados a dejaros
llevar por la intuición, solo puedo deciros que estoy siempre a vuestro lado, a
vuestro alrededor y en vuestro interior ¿alguna vez habéis notado, en ocasiones
muy especiales, un ligero revoloteo en vuestro corazón, en vuestra frente, o en
vuestras manos? Queridos, esa he sido yo manifestándome en vuestras vidas. De
nuevo estáis forjando en vuestras mentes una imagen mía, y os tengo que decir
que es bastante distorsionada. No, no soy así, tengo alas pero no soy un ángel,
aunque si que es verdad que tengo una relación muy estrecha con ellos, nos
compenetramos muy bien y nuestro trabajo está muy relacionado, hay momentos en
los que sus alas os depositan en las mías, y otras es al revés, soy yo la que
os deposito con mucho amor en las de ellos. ¿Por qué soy una mariposa? Muy
sencillo, yo tengo mucho que ver en vuestros procesos de transformación
¿recordáis por los mágicos procesos por los que pasa una gusano hasta
convertirse en mariposa? Pues bien, vosotros a lo largo de vuestra vida pasáis
sin saberlo por unos procesos muy parecidos, por ese motivo yo escogí la forma
de mariposa para estar a vuestro lado e iluminar esos momentos tan especiales
de transformación.
La historia. Volvamos
a la historia, porque hace un rato os he dicho que había una, pero en realidad
son muchas, y la mejor manera de que la comprendáis será uniéndolas en un mismo
hilo conductor. Todas las historias tienen un protagonista, en este caso el
protagonista sois cada uno de vosotros, pero como eso sería muy complicado, vamos a ponerle un nombre para que os represente a todos ¿Qué os parece, Soy?
Pues bien, vamos allá.
Soy estaba
preparado, desde que había regresado, y después de la cálida y amorosa
bienvenida de la que había sido objeto por parte de la familia, había
descansado y había tomado su tiempo para regenerarse, ahora volvía a estar dispuesto a regresar y
comenzar otra nueva aventura.
Todo había sido preparado con meticulosidad, la
familia humana que lo acogería, su guión de vida y las circunstancias adecuadas
para que éste se llevara a cabo. Soy no veía el momento de comenzar, aunque
sabía a ciencia cierta que una vez estuviera de vuelta no recordaría nada de lo
que sabía, ni nada de lo que había planificado en el plano de conciencia en el
que se encontraba actualmente. Ese era el reto al que se enfrentaba cada vez
que regresaba, pero no podía negar que también era muy emocionante el ir descubriéndolo
de poco a poco. Era un paso muy importante de transformación el que iba a
volver a revivir, pero sabía a ciencia cierta que nunca se está solo cuando se
da el gran salto de pasar de Ser multidimensional a ser humano, Luz siempre
estaba allí, volcando amor y ternura cuando la conciencia de lo que estaba
sucediendo se evaporaba en el olvido. Con todo este conocimiento guardado en lo
más profundo de su alma, Soy recibió los abrazos y las lágrimas de amor de su
familia espiritual. La despedida fue dulce, todos sabían que tan sólo era un ¡Hasta
pronto! La energía del momento estaba llena de orgullo y sabiduría, y nuestro protagonista
se dejó deslizar entre las algodonosas alas de los ángeles encargados de
llevarlo a su destino final.
La sala de
partos estaba en pena efervescencia, el momento culminante se acercaba, un
nuevo ser estaba a punto de emerger a la luz de un nuevo día, la alegría y la
expectación caminaban cogidas de la mano. Por fin el bebé acabó de deslizarse
por el canal del parto y fue recogido por las manos expertas que lo esperaban,
su llanto se dejó oír con fuerza. Este fue el preciso momento en el que sostuve
entre mis alas al Ser que los ángeles acababan de transportar.
Soy se acomodó
con placer en los maternales brazos que lo acogían y su mirada, empañada aún
por el esfuerzo que acababa de realizar, observaba el aura rosada que envolvía
la figura de su nueva mamá, junto a ella revoloteaba una transparente mariposa
irisada, nadie se percataba de ella, pero Soy aún conservaba el conocimiento de
su multidimensionalidad, y su sonrisa se
hizo adorable e iluminó su diminuta carita. Sus nuevos papás, ajenos a la magia
que se desarrollaba a su alrededor, observaban amorosos al recién nacido
dándole la bienvenida a sus vidas. Este es el momento exacto en el que mi
trabajo da comienzo, cuando mis alas recogen la preciosa carga del que me hacen
entrega los ángeles.
Hay un lugar
muy especial donde crecen unas mágicas flores, hermosas en su magnificencia.
Crecen en unas enormes plantas, y caen con languidez enfocando hacia el suelo.
Su blancura anuncia la paz de la que son capaces de ofrecer en momentos de
transición, y su forma de trompeta trasmite la calma y la tranquilidad
apaciguadoras de la música del Universo. De ellas extraigo la energía
equilibradora que los recién llegados necesitan para poder adaptar su grandiosidad
a la estrechez de un cuerpo diminuto, y a la vez, reponer las fuerzas tras el
desgaste vivido en el túnel del nacimiento. Previamente a este momento tan
crucial mis alas han recogido la magia que las generosas flores ofrecen, y
rebosante de ella, regreso junto al ser recién nacido.
Soy dormía,
soñando con la familia que acababa de despedirlo, y sin perturbar su sueño
acaricié su tierna cabecita y dejé caer sobre ella la energía que me había sido
entregada. En su inconsciencia Soy fue capaz de sentir la alquimia del momento
y sus labios dibujaron una dulce sonrisa, sus sueños acababan de plagarse de
alegres y trasparentes mariposas irisadas. Durante los primeros y cálidos baños
que Soy disfrutó en compañía de su nueva familia, mi presencia también estuvo
junto a ellos, mis alas se mezclaron con el agua y el jabón, y su cuerpecito
absorbió agradecido y sediento hasta el último vestigio de energía que las
flores me habían regalado.
Soy fue
creciendo y guardando en su memoria, consciente e inconsciente, todas las
experiencias por las que atravesaba. Hubo momentos de alegría y de tristeza, de
renuncia y aceptación, de dolor y de placer, y todo ello fue configurando el
guión de vida que tan concienzudamente había sido planificado. Con el paso del
tiempo Soy se encontró en una gran encrucijada, su vida se había detenido en un
punto muerto y él sabía que debía lanzarse al vacío, las decisiones que debía
tomar afectarían al resto de su existencia. Era el momento en el que sus
valores como persona debían volver a estructurarse, su libre albedrío le
permitía cambiar drásticamente de dirección, pero estaba inseguro y temeroso.
Su alma y su corazón lo guiaban en una dirección, pero su mente y el entorno lo
empujaban hacia otra muy distinta. Soy sentía que su Yo Superior se unía a él
para aportarle la sabiduría necesaria que el momento requería, pero su parte
humana tenía miedo de aquel cambio tan sustancial en su persona. La sensación
de ir hacia lo desconocido frenaba sus avances. Soy estaba varado en la playa de
sus inseguridades, necesitaba un faro que iluminara los escollos del camino y
las diferentes rutas alternativas que podía recorrer para llegar a un puerto
seguro. Debía lanzarse al vacío con la certeza de que sus alas internas se
desplegarían en el momento justo. Tenía que confiar en él mismo y en la brizna
de divinidad de su interior. Y aquí es cuando de nuevo acudí para rozar con mis
alas sus manos y su corazón.
Nuevamente la
blanca flor en forma de trompeta lleno mis alas con su energía, y yo revolotee
amorosamente alrededor de Soy. Sus sueños volvieron a plagarse, como cuando era
un bebé, de transparentes mariposas irisadas. Conscientemente no supo lo que le
había sucedido, pero su inconsciente absorbió la sabiduría de la enseñanza al experimentar
la muerte simbólica que propiciaría los cambios en su vida. A nivel celular
percibió la autentica transformación, y su mente se expandió para interiorizar
los reajustes estructurales que aportarían el apoyo necesario para dar un
enfoque distinto y completo a su existencia. Soy renació a través de su
crisálida para recolocar de nuevo las cosas importantes en el lugar apropiado.
Su vida se transformó dándole la oportunidad a su alma para seguir el camino
que con tanto anhelo deseaba. Y yo me sentí orgullosa de la persona en la que
Soy se había convertido tras la dura tormenta por la que su barco acababa de
atravesar.
Los años fueron
pasando y Soy alcanzó la cima de la montaña rusa de su vida, la perspectiva del
descenso era difícil de asumir para él, el miedo a envejecer, al deterioro de
su cuerpo y a la desconexión con sus facultades hicieron que nuevamente entrara
en un proceso de estancamiento. Una nueva transformación se estaba abriendo
paso ante él y no estaba dispuesto a mirar en aquella dirección. Sus días
comenzaron a llenarse de angustia y depresión. Debía dejar atrás los días
alocados de la juventud y los fructíferos de la madurez, y no se sentía
preparado para afrontar los decadentes de la vejez. De nuevo las blancas flores
en forma de trompeta asomaron por el horizonte y yo me envolví en su energía
transformadora para ayudar a Soy. Nuevamente mis alas tocaron y abrazaron su
corazón para que la luz de la comprensión llegara hasta sus deprimentes
pensamientos. La claridad se abrió paso en su interior transmutando la
depresión en conocimiento. Soy comprendió que cada etapa de la vida tiene sus
connotaciones, la niñez esta llena de juego y curiosidad, la juventud de
descubrimientos y aventuras, la madurez de comprensión y conocimiento, y la
vejez de sabiduría y aceptación. Entendió que la vida no estaba formada por los
sucesos a los que había sobrevivido, sino por haberlos vivido plenamente. La
vejez era el balance de una vida aprovechada y disfrutada, y eso no quería
decir de una vida finalizada, porque la vida seguía mientras el corazón y la
mente así lo decidieran y no un número identificativo de años sobre un papel. Soy
sintió como el equilibrio y la armonía se instauraban en su alma y su confusión
mental desaparecía. A partir de entonces se comprometió a vivir cada día como
si fuera el primero de su vida.
Soy se sentía
feliz con su existencia rodeado del calor y el amor de su familia, pero
nuevamente las circunstancias volvieron a situarlo al borde del precipicio.
Esta vez no solo fueron sus cimientos los que se tambalearon, sino que también
lo hicieron los del resto de sus seres queridos. A Soy se le diagnosticó una
enfermedad incurable. El golpe emocional fue tremendo, y tras superar los
momentos de incredulidad que siguieron a la noticia, su vida dio un giro total.
Eran momentos duros que le empujaron a cuestionar toda su vida. La perspectiva
de la muerte le obligó a replantearse preguntas cruciales, y en la soledad de
su tristeza no dejaba de preguntarse ¿Soy yo esa persona que va a morir,
realmente soy yo? ¿Quién soy yo? ¿Qué hay más allá? ¿Hacía dónde me dirijo?
¿Qué será de los míos? ¿Qué pasará con mis cosas? ¿Quedaré en el olvido? ¿Nada
de mi perdurará? Pero no solo él sufría con toda estas preguntas sin respuesta,
su familia se angustiaba con algunas muy parecidas, además de enfrentarse con la
certeza de su propia mortalidad. Nuevamente me vi revoloteando alrededor de
toda aquella angustia, estos eran momento cruciales de transformación para Soy
y su seres queridos. Se hizo obligada una visita a mis amigas las flores
blancas en forma de trompeta, para que la música que emitía su vibración
armonizarían el desequilibrio de aquellos momentos.
Mis alas,
rebosantes del tesoro recibido, se agitaron con suaves caricias sobre los
corazones y las mentes de todos los que estaban angustiados acompañando a Soy.
La dulzura de mi presencia calmó los sentimientos agitados, aportando paz para poder
abrirse al conocimiento. Soy sintió como la cortina de su miedo se elevaba y
una ligereza amorosa se adueñó de todo su cuerpo. Sin esfuerzo había comenzado
a desprenderse de su ego, rindiéndose a lo inevitable. Comprendió que la vida y
la muerte formaban parte de la misma puerta. Una vez se abría para nacer y otra
para morir, y que desde el mismo momento que había emergido a su vida se había
estado preparando para abandonarla. El
miedo a cruzar ese umbral había desaparecido, su espiritualidad, y el amor
recibido y entregado, sería la única maleta que se llevaría cuando partiera, porque
verdaderamente esas eran las únicas pertenencias que quería llevarse. En un
punto, algo borroso pero cierto, sabía que se despediría de su familia
terrestre, pero más allá del portal traspasado se reencontraría con su familia
espiritual. Soy fue capaz de vivir en paz aquellos momentos de preparación a su
partida, y esa paz fue transmitida a todos aquellos que lo acompañaban. Juntos
compartieron y comprendieron el hermoso regalo de poder experimentar aquellos
momentos tan especiales.
Una mañana, al
despuntar el sol por el horizonte, Soy sintió en su alma la llamada de la partida,
y una ligera inquietud agitó todo su ser. Hacía días que no me despegaba de su
cabecera y percibí el ligero cambio de energía que se desplegó en aquel instante
sobre la habitación. Mis alas estaban preparadas para aquel momento e inicié un
armonioso baile iniciático sobre la frente y el plexo solar de Soy, y alrededor
de los corazones de todos los seres queridos que estaban junto a él. Al
instante una dulce armonía fluyó entre todos ellos. Soy fue llamándolos uno a
uno para iniciar su despedida, no fue necesaria ninguna palabra de perdón por
parte de ninguno, éste ya había llegado los días previos. Ahora eran momentos
de consuelo y ternura. Y así, rodeado de una atmósfera amorosa, Soy se dejó
llevar por el camino del regreso al hogar. Por mi parte sostuve sobre mis alas
su alma durante unos momentos preciosos hasta que rodeados de luz llegaron los
ángeles encargados de recogerla. La preciosa estela de un Arco Iris quedó tras
ellos dispersándose sobre el cuerpo inerte de Soy y abrazando a todos aquellos
que derramaban las dulces lágrimas del adiós.
Nuevamente Soy,
liberado de las ataduras de la materia y rebosante de felicidad, llegaba al
otro lado del velo y allí era recibido con júbilo y amor por su familia
espiritual. Todos celebraban su regreso y observaban con orgullo los colores
distintivos de su aventura humana. Tras ser abrazado y amado en la Sala del
Recibimiento y la Celebración, Soy miró a su alrededor y sonriendo lleno de
felicidad preguntó ¿Cuándo puedo volver de nuevo? La familia volvió a abrazarlo
con admiración y contestaron que pronto, muy pronto podría iniciar una nueva
aventura.
Por mi parte,
me siento orgulloso de todos los momentos de crecimiento que comparto con todos
los Soy del planeta, cada vez que uno de ellos emerge de su crisálida rebosante
de sabiduría después de experimentar momentos de autentica transformación, mi
alegría no tiene límites, entonces agito mis alas hasta llegar a las flores
blancas en forma de trompeta, y mecidas por la música que emiten al ser
agitadas por el viento, bailamos la danza del amor y de la luz.
Recuerda,
cuando sientas que tu vida necesita una transformación profunda para poder
resurgir y renacer como un ser nuevo y renovado, tómate unos momentos para
sentir mis alas abrazando tu corazón, besando tu frente, rozando tus manos e
inundando tu alma con la energía de la amorosa música de una hermosa flor
blanca en forma de trompeta.
Angel's Trumpet (Esencia floral de California) |
Qué belleza, Montse. Tanto arte, tanto amor. Bendiciones!!!
ResponderEliminarMarcela