domingo, 5 de octubre de 2014

ANGEL’S TRUMPET (California)

“Una mariposa llamada Luz”

Hola, me llamo Luz y soy una mariposa, vuestra mente seguro que ya ha formado una determinada imagen de mí: pequeña, grande, colores vivos, blanca… pues creo que os voy a defraudar un poquito, porque yo soy una mariposa… transparente, y si me asemejara a algún color determinado de los que vosotros conocéis podría deciros que sería muy cercano a un trocito de Arco Iris, aunque realmente tampoco es así. Pero bueno, mi color y mi aspecto es lo que menos importan en esta historia, que no es mi historia, sino la vuestra. Debéis pensar que soy un poco complicada con todo este jeroglífico de palabras, pero os tengo que decir que de nuevo volvéis a equivocaros, soy de naturaleza sencilla y amorosa, pero es que mi misión es un poquito difícil de definir para vosotros que no estáis acostumbrados a dejaros llevar por la intuición, solo puedo deciros que estoy siempre a vuestro lado, a vuestro alrededor y en vuestro interior ¿alguna vez habéis notado, en ocasiones muy especiales, un ligero revoloteo en vuestro corazón, en vuestra frente, o en vuestras manos? Queridos, esa he sido yo manifestándome en vuestras vidas. De nuevo estáis forjando en vuestras mentes una imagen mía, y os tengo que decir que es bastante distorsionada. No, no soy así, tengo alas pero no soy un ángel, aunque si que es verdad que tengo una relación muy estrecha con ellos, nos compenetramos muy bien y nuestro trabajo está muy relacionado, hay momentos en los que sus alas os depositan en las mías, y otras es al revés, soy yo la que os deposito con mucho amor en las de ellos. ¿Por qué soy una mariposa? Muy sencillo, yo tengo mucho que ver en vuestros procesos de transformación ¿recordáis por los mágicos procesos por los que pasa una gusano hasta convertirse en mariposa? Pues bien, vosotros a lo largo de vuestra vida pasáis sin saberlo por unos procesos muy parecidos, por ese motivo yo escogí la forma de mariposa para estar a vuestro lado e iluminar esos momentos tan especiales de transformación.

La historia. Volvamos a la historia, porque hace un rato os he dicho que había una, pero en realidad son muchas, y la mejor manera de que la comprendáis será uniéndolas en un mismo hilo conductor. Todas las historias tienen un protagonista, en este caso el protagonista sois cada uno de vosotros, pero como eso sería muy complicado, vamos a ponerle un nombre para que os represente a todos ¿Qué os parece, Soy? Pues bien, vamos allá.

Soy estaba preparado, desde que había regresado, y después de la cálida y amorosa bienvenida de la que había sido objeto por parte de la familia, había descansado y había tomado su tiempo para regenerarse,  ahora volvía a estar dispuesto a regresar y comenzar otra nueva aventura.

Todo había sido preparado con meticulosidad, la familia humana que lo acogería, su guión de vida y las circunstancias adecuadas para que éste se llevara a cabo. Soy no veía el momento de comenzar, aunque sabía a ciencia cierta que una vez estuviera de vuelta no recordaría nada de lo que sabía, ni nada de lo que había planificado en el plano de conciencia en el que se encontraba actualmente. Ese era el reto al que se enfrentaba cada vez que regresaba, pero no podía negar que también era muy emocionante el ir descubriéndolo de poco a poco. Era un paso muy importante de transformación el que iba a volver a revivir, pero sabía a ciencia cierta que nunca se está solo cuando se da el gran salto de pasar de Ser multidimensional a ser humano, Luz siempre estaba allí, volcando amor y ternura cuando la conciencia de lo que estaba sucediendo se evaporaba en el olvido. Con todo este conocimiento guardado en lo más profundo de su alma, Soy recibió los abrazos y las lágrimas de amor de su familia espiritual. La despedida fue dulce, todos sabían que tan sólo era un ¡Hasta pronto! La energía del momento estaba llena de orgullo y sabiduría, y nuestro protagonista se dejó deslizar entre las algodonosas alas de los ángeles encargados de llevarlo a su destino final.

La sala de partos estaba en pena efervescencia, el momento culminante se acercaba, un nuevo ser estaba a punto de emerger a la luz de un nuevo día, la alegría y la expectación caminaban cogidas de la mano. Por fin el bebé acabó de deslizarse por el canal del parto y fue recogido por las manos expertas que lo esperaban, su llanto se dejó oír con fuerza. Este fue el preciso momento en el que sostuve entre mis alas al Ser que los ángeles acababan de transportar.

Soy se acomodó con placer en los maternales brazos que lo acogían y su mirada, empañada aún por el esfuerzo que acababa de realizar, observaba el aura rosada que envolvía la figura de su nueva mamá, junto a ella revoloteaba una transparente mariposa irisada, nadie se percataba de ella, pero Soy aún conservaba el conocimiento de su multidimensionalidad,  y su sonrisa se hizo adorable e iluminó su diminuta carita. Sus nuevos papás, ajenos a la magia que se desarrollaba a su alrededor, observaban amorosos al recién nacido dándole la bienvenida a sus vidas. Este es el momento exacto en el que mi trabajo da comienzo, cuando mis alas recogen la preciosa carga del que me hacen entrega los ángeles.

Hay un lugar muy especial donde crecen unas mágicas flores, hermosas en su magnificencia. Crecen en unas enormes plantas, y caen con languidez enfocando hacia el suelo. Su blancura anuncia la paz de la que son capaces de ofrecer en momentos de transición, y su forma de trompeta trasmite la calma y la tranquilidad apaciguadoras de la música del Universo. De ellas extraigo la energía equilibradora que los recién llegados necesitan para poder adaptar su grandiosidad a la estrechez de un cuerpo diminuto, y a la vez, reponer las fuerzas tras el desgaste vivido en el túnel del nacimiento. Previamente a este momento tan crucial mis alas han recogido la magia que las generosas flores ofrecen, y rebosante de ella, regreso junto al ser recién nacido.

Soy dormía, soñando con la familia que acababa de despedirlo, y sin perturbar su sueño acaricié su tierna cabecita y dejé caer sobre ella la energía que me había sido entregada. En su inconsciencia Soy fue capaz de sentir la alquimia del momento y sus labios dibujaron una dulce sonrisa, sus sueños acababan de plagarse de alegres y trasparentes mariposas irisadas. Durante los primeros y cálidos baños que Soy disfrutó en compañía de su nueva familia, mi presencia también estuvo junto a ellos, mis alas se mezclaron con el agua y el jabón, y su cuerpecito absorbió agradecido y sediento hasta el último vestigio de energía que las flores me habían regalado.

Soy fue creciendo y guardando en su memoria, consciente e inconsciente, todas las experiencias por las que atravesaba. Hubo momentos de alegría y de tristeza, de renuncia y aceptación, de dolor y de placer, y todo ello fue configurando el guión de vida que tan concienzudamente había sido planificado. Con el paso del tiempo Soy se encontró en una gran encrucijada, su vida se había detenido en un punto muerto y él sabía que debía lanzarse al vacío, las decisiones que debía tomar afectarían al resto de su existencia. Era el momento en el que sus valores como persona debían volver a estructurarse, su libre albedrío le permitía cambiar drásticamente de dirección, pero estaba inseguro y temeroso. Su alma y su corazón lo guiaban en una dirección, pero su mente y el entorno lo empujaban hacia otra muy distinta. Soy sentía que su Yo Superior se unía a él para aportarle la sabiduría necesaria que el momento requería, pero su parte humana tenía miedo de aquel cambio tan sustancial en su persona. La sensación de ir hacia lo desconocido frenaba sus avances. Soy estaba varado en la playa de sus inseguridades, necesitaba un faro que iluminara los escollos del camino y las diferentes rutas alternativas que podía recorrer para llegar a un puerto seguro. Debía lanzarse al vacío con la certeza de que sus alas internas se desplegarían en el momento justo. Tenía que confiar en él mismo y en la brizna de divinidad de su interior. Y aquí es cuando de nuevo acudí para rozar con mis alas sus manos y su corazón.

Nuevamente la blanca flor en forma de trompeta lleno mis alas con su energía, y yo revolotee amorosamente alrededor de Soy. Sus sueños volvieron a plagarse, como cuando era un bebé, de transparentes mariposas irisadas. Conscientemente no supo lo que le había sucedido, pero su inconsciente absorbió la sabiduría de la enseñanza al experimentar la muerte simbólica que propiciaría los cambios en su vida. A nivel celular percibió la autentica transformación, y su mente se expandió para interiorizar los reajustes estructurales que aportarían el apoyo necesario para dar un enfoque distinto y completo a su existencia. Soy renació a través de su crisálida para recolocar de nuevo las cosas importantes en el lugar apropiado. Su vida se transformó dándole la oportunidad a su alma para seguir el camino que con tanto anhelo deseaba. Y yo me sentí orgullosa de la persona en la que Soy se había convertido tras la dura tormenta por la que su barco acababa de atravesar.

Los años fueron pasando y Soy alcanzó la cima de la montaña rusa de su vida, la perspectiva del descenso era difícil de asumir para él, el miedo a envejecer, al deterioro de su cuerpo y a la desconexión con sus facultades hicieron que nuevamente entrara en un proceso de estancamiento. Una nueva transformación se estaba abriendo paso ante él y no estaba dispuesto a mirar en aquella dirección. Sus días comenzaron a llenarse de angustia y depresión. Debía dejar atrás los días alocados de la juventud y los fructíferos de la madurez, y no se sentía preparado para afrontar los decadentes de la vejez. De nuevo las blancas flores en forma de trompeta asomaron por el horizonte y yo me envolví en su energía transformadora para ayudar a Soy. Nuevamente mis alas tocaron y abrazaron su corazón para que la luz de la comprensión llegara hasta sus deprimentes pensamientos. La claridad se abrió paso en su interior transmutando la depresión en conocimiento. Soy comprendió que cada etapa de la vida tiene sus connotaciones, la niñez esta llena de juego y curiosidad, la juventud de descubrimientos y aventuras, la madurez de comprensión y conocimiento, y la vejez de sabiduría y aceptación. Entendió que la vida no estaba formada por los sucesos a los que había sobrevivido, sino por haberlos vivido plenamente. La vejez era el balance de una vida aprovechada y disfrutada, y eso no quería decir de una vida finalizada, porque la vida seguía mientras el corazón y la mente así lo decidieran y no un número identificativo de años sobre un papel. Soy sintió como el equilibrio y la armonía se instauraban en su alma y su confusión mental desaparecía. A partir de entonces se comprometió a vivir cada día como si fuera el primero de su vida.

Soy se sentía feliz con su existencia rodeado del calor y el amor de su familia, pero nuevamente las circunstancias volvieron a situarlo al borde del precipicio. Esta vez no solo fueron sus cimientos los que se tambalearon, sino que también lo hicieron los del resto de sus seres queridos. A Soy se le diagnosticó una enfermedad incurable. El golpe emocional fue tremendo, y tras superar los momentos de incredulidad que siguieron a la noticia, su vida dio un giro total. Eran momentos duros que le empujaron a cuestionar toda su vida. La perspectiva de la muerte le obligó a replantearse preguntas cruciales, y en la soledad de su tristeza no dejaba de preguntarse ¿Soy yo esa persona que va a morir, realmente soy yo? ¿Quién soy yo? ¿Qué hay más allá? ¿Hacía dónde me dirijo? ¿Qué será de los míos? ¿Qué pasará con mis cosas? ¿Quedaré en el olvido? ¿Nada de mi perdurará? Pero no solo él sufría con toda estas preguntas sin respuesta, su familia se angustiaba con algunas muy parecidas, además de enfrentarse con la certeza de su propia mortalidad. Nuevamente me vi revoloteando alrededor de toda aquella angustia, estos eran momento cruciales de transformación para Soy y su seres queridos. Se hizo obligada una visita a mis amigas las flores blancas en forma de trompeta, para que la música que emitía su vibración armonizarían el desequilibrio de aquellos momentos.

Mis alas, rebosantes del tesoro recibido, se agitaron con suaves caricias sobre los corazones y las mentes de todos los que estaban angustiados acompañando a Soy. La dulzura de mi presencia calmó los sentimientos agitados, aportando paz para poder abrirse al conocimiento. Soy sintió como la cortina de su miedo se elevaba y una ligereza amorosa se adueñó de todo su cuerpo. Sin esfuerzo había comenzado a desprenderse de su ego, rindiéndose a lo inevitable. Comprendió que la vida y la muerte formaban parte de la misma puerta. Una vez se abría para nacer y otra para morir, y que desde el mismo momento que había emergido a su vida se había estado preparando para abandonarla.  El miedo a cruzar ese umbral había desaparecido, su espiritualidad, y el amor recibido y entregado, sería la única maleta que se llevaría cuando partiera, porque verdaderamente esas eran las únicas pertenencias que quería llevarse. En un punto, algo borroso pero cierto, sabía que se despediría de su familia terrestre, pero más allá del portal traspasado se reencontraría con su familia espiritual. Soy fue capaz de vivir en paz aquellos momentos de preparación a su partida, y esa paz fue transmitida a todos aquellos que lo acompañaban. Juntos compartieron y comprendieron el hermoso regalo de poder experimentar aquellos momentos tan especiales.

Una mañana, al despuntar el sol por el horizonte, Soy sintió en su alma la llamada de la partida, y una ligera inquietud agitó todo su ser. Hacía días que no me despegaba de su cabecera y percibí el ligero cambio de energía que se desplegó en aquel instante sobre la habitación. Mis alas estaban preparadas para aquel momento e inicié un armonioso baile iniciático sobre la frente y el plexo solar de Soy, y alrededor de los corazones de todos los seres queridos que estaban junto a él. Al instante una dulce armonía fluyó entre todos ellos. Soy fue llamándolos uno a uno para iniciar su despedida, no fue necesaria ninguna palabra de perdón por parte de ninguno, éste ya había llegado los días previos. Ahora eran momentos de consuelo y ternura. Y así, rodeado de una atmósfera amorosa, Soy se dejó llevar por el camino del regreso al hogar. Por mi parte sostuve sobre mis alas su alma durante unos momentos preciosos hasta que rodeados de luz llegaron los ángeles encargados de recogerla. La preciosa estela de un Arco Iris quedó tras ellos dispersándose sobre el cuerpo inerte de Soy y abrazando a todos aquellos que derramaban las dulces lágrimas del adiós.

Nuevamente Soy, liberado de las ataduras de la materia y rebosante de felicidad, llegaba al otro lado del velo y allí era recibido con júbilo y amor por su familia espiritual. Todos celebraban su regreso y observaban con orgullo los colores distintivos de su aventura humana. Tras ser abrazado y amado en la Sala del Recibimiento y la Celebración, Soy miró a su alrededor y sonriendo lleno de felicidad preguntó ¿Cuándo puedo volver de nuevo? La familia volvió a abrazarlo con admiración y contestaron que pronto, muy pronto podría iniciar una nueva aventura.

Por mi parte, me siento orgulloso de todos los momentos de crecimiento que comparto con todos los Soy del planeta, cada vez que uno de ellos emerge de su crisálida rebosante de sabiduría después de experimentar momentos de autentica transformación, mi alegría no tiene límites, entonces agito mis alas hasta llegar a las flores blancas en forma de trompeta, y mecidas por la música que emiten al ser agitadas por el viento, bailamos la danza del amor y de la luz.

Recuerda, cuando sientas que tu vida necesita una transformación profunda para poder resurgir y renacer como un ser nuevo y renovado, tómate unos momentos para sentir mis alas abrazando tu corazón, besando tu frente, rozando tus manos e inundando tu alma con la energía de la amorosa música de una hermosa flor blanca en forma de trompeta. 

Angel's Trumpet (Esencia floral de California)
   

          

1 comentario:

  1. Qué belleza, Montse. Tanto arte, tanto amor. Bendiciones!!!
    Marcela

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