Siempre hay dos elecciones, dos caminos a tomar. Uno es fácil, y lo único que tiene de gratificante es que es fácil.
El camino de la vida no dispone de mapas ni planos que identifiquen su recorrido, según caminamos éste se va abriendo ante nosotros ofreciéndonos diferentes posibilidades. De nosotros depende escoger las alternativas que se nos presentan. Somos nosotros y solo nosotros los que decidimos por qué ruta queremos avanzar.
Puede ser que el camino que escogimos esté lleno de dificultades y peligros, que nos harán retrasar la llegada, pero que a la vez, nos garantizará conocimiento y sabiduría. Al ser más imprevisible, nos obligará estar atentos a cada paso, a cada pensamiento, a cada duda, y tal vez, nos dificulte el disfrute del paisaje, estaremos tan pendientes de los que podemos encontrarnos en cada recodo que habrá momentos en los que se nos olvide observar los que nos rodea y estar en el aquí y el ahora.
Si por el contrario escogemos avanzar por otro camino más placentero y seguro tendemos más tiempo para formar parte de nuestro entorno, de fundirnos con nuestros pensamientos, de estar presentes en el momento, pero no tendrá el aliciente de los retos y las superaciones.
Ambas alternativas son positivas para nosotros, porque ambas contribuyen a nuestro crecimiento, y por eso, nuestro poder de elección en cada paso, hace que en ocasiones los caminos se entremezclen. Podemos escoger escarpados y oscuros senderos o amplios y tranquilos caminos, da igual, porque de todas nuestras elecciones aprendemos.
No hay ni mejores ni peores recorridos, al igual que no lo son sus caminantes, porque al final solo hay una cosa bien segura: "No hay pérdida". Al finalizarlo habremos recorrido todas las bifurcaciones existentes, todos los angostos caminos, todas las rutas alternativas para llegar a la meta que nos marca nuestro cuaderno de viaje. Podemos tardar más o menos en completarlo, tenemos la eternidad por delante, pero acabaremos cumpliendo nuestro destino, formar parte de todo, regresar a la unidad a la cual pertenecemos.
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