El camino de la vida está lleno de precipicios que debemos atravesar
En alguno de estos precipicios nos pueden tender puentes robustos y fuertes para facilitar la tarea de atravesarlos dándonos seguridad, en otros serán puentes colgantes e inseguros, y en los más tendremos que bajar escarpados senderos hasta el fondo del barranco, para después iniciar una dura ascensión.
Si el miedo nos paraliza nos quedaremos atrapados en una parte del camino y no veremos nunca el hermoso paisaje que nos aguarda al final. Solo uno mismo puede darse el impulso necesario para, poniendo un pie delante del otro, recorrerlo en su totalidad.
La vida es un suceso de experiencias que tenemos que vivir y que constantemente nos plantean un reto: "Las decisiones". Lo que menos importancia tiene es si acertamos o no en la elección escogida. Todas ellas encierran un aprendizaje distinto e importante. Por eso no hay error posible, solo existe la experimentación, y el núcleo principal de ellas son los sentimientos y emociones que nos despiertan. Ahí está el verdadero sentido de la vida.
Tu vida es tu vida, y nadie tiene derecho a juzgar el cómo la vivas o lo que hagas con ella, porque nadie sabe qué es lo que necesitas experimentar y aprender en cada momento. Cada uno de nosotros tenemos nuestras propias experiencias, no podemos basar nuestras decisiones en los sentimientos o deseos de los demás, cada cual ha de asumir las suyas propias, por eso nos relacionamos y coincidimos en una misma situación, en ella cada uno de nosotros es el actor principal de su obra y el secundario del que tenemos al lado.
Por lo tanto, seamos conscientes con lo que elegimos, coherentes con lo que se derive de esta situación y responsables con las consecuencias, viviendo plenamente la experiencia resultante. No somos ni buenos ni malos elijamos lo que elijamos, solo somos seres encarnados viviendo las experiencias que la vida nos va abriendo a cada paso. Al final nos damos cuenta, que los precipicios que hemos atravesado, de la manera que hayamos elegido, nos han conducido al lugar que irremediablemente debíamos alcanzar.
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