Los principios de la Técnica Metamórfica
Si nos detenemos un momento a echar un vistazo a nuestros pies, físicamente resultan curiosos: frágiles, delicadas estructuras que soportan nuestro peso, llevándonos y desplazándonos durante toda nuestra vida. A menudo sentimos nuestros pies por separado, sin relación con el resto del cuerpo, y rara vez les prestamos atención. Y sin embargo estamos de pie, andamos, corremos y nos movemos con ellos cada día de nuestra vida, son parte de nuestro centro locomotor que se extiende desde la región pélvica.
De la pelvis a los pies, pasando por los muslos, rodillas, pantorrillas y tobillos se refleja nuestra capacidad de cambiar, tanto física como psicológicamente. Físicamente la pelvis es la zona de nuestro nacimiento, a través de ella se trae una nueva vida a la existencia. Psicológicamente podemos considerarla como la zona en la que podemos traernos a nosotros mismos a la vida, abandonar viejos esquemas y procesos para pasar a zonas nuevas.
Este movimiento de creación fluye hasta nuestros pies, que son nuestra más extensa expresión en el mundo. Cuando caminamos son los pies los primeros en avanzar. Los pies reflejan nuestro modo de estar en el mundo, nuestro equilibrio interno. Un pie pesado y rígido con frecuencia corresponde a una rigidez en la persona, una naturaleza estricta o inflexible. Pies débiles e inconsistentes pueden indicar una debilidad interna de la persona, timidez o quizá un estado de derrumbamiento. Pies que apuntan en sentidos opuestos indican que se trata de una persona que está confundida en cuanto a su dirección en la vida o que nunca está segura del sentido en el que avanzar. Los pies son nuestra base, los cimientos sobre los que nos equilibramos y desde donde alcanzamos algo más elevado, son nuestro lazo de unión con la tierra, nuestro puente entre las más altas esferas y el reino físico, mundano, de nuestro ser. Para nuestros impulsos espirituales o intelectuales debe haber un punto en el que se apoye nuestro más alto entendimiento de la vida, en el que se haga realidad. Los pies simbolizan este arraigo, el modo en que estamos de pie o que andamos, la manera que tenemos de equilibrarnos, indican nuestra posición ante el mundo, el camino que seguimos, la dirección en que avanzamos. Así, los pies, representan la totalidad de nuestro ser.
Siempre que hay enfermedad podemos encontrar una zona correspondiente en el pie en la que habrá dolor o material de desecho en forma de diminutos cristales, equilibrando la energía podremos calmar el dolor. Durante el tratamiento de los pies, el paciente puede sentir un agudo dolor momentáneo al liberarse la energía, después sentirá relajación en todo el cuerpo. La energía que circula en nosotros, y hace de nuestro cuerpo una unidad viva, es la energía que mantienen nuestra salud. Cuando fluye libremente nos encontramos bien, estamos equilibrados, en armonía con el entorno físico, mental y emocional. La enfermedad, bajo cualquiera de sus formas, es un desequilibrio, una congestión de esa energía.
Los pies derecho e izquierdo reflejan los lados derecho e izquierdo del cuerpo Los dedos de los pies reflejan la cabeza, el cerebro, los ojos, la nariz, la boca. Las plantas de los pies reflejan los órganos internos, la estructura ósea, el armazón del cuerpo. El talón la zona pélvica, incluidos los órganos de reproducción y eliminación. La columna vertebral está reflejada en el reborde huesudo de la cara interna de ambos pies, desde la primera articulación del pulgar hasta el hueso del talón. Las esquinas superiores de las uñas de los dedos gordos reflejan la glándula pineal y las esquinas inferiores la glándula pituitaria. La línea que cruza la parte superior del pie por debajo de la parte interna del tobillo indica la cintura pélvica.
Es interesante observar que se han realizado muchos mapas diferentes mostrando los diversos puntos reflejos en lugares del pie ligeramente distintos, pero los tratamientos parecen ser efectivos cualquiera que sea el esquema utilizado. De ello se puede concluir que la mayor parte de la curación reside en la descarga, es decir, que es más la estimulación de la energía que la de un punto específico la que ayuda a activar el poder de curación. Muchas de las indisposiciones observadas en el cuerpo, y reflejadas en el pie, también están relacionadas con el correspondiente bloqueo en los reflejos de la columna vertebral, el masaje es tan efectivo cuando se trabaja solamente sobre los puntos reflejos de la columna como cuando se trabaja sobre todo el pie.
Dado que la columna es el principal soporte óseo del cuerpo, contiene el sistema nervioso central, y ya que no existe división entre el cuerpo y la mente se pueden observar los efectos psicológicos del tratamiento.
La zona del talón representa el principio de la madre, si existe bloqueos o desequilibrios en esta zona que reflejan la base de la columna vertebral, los órganos sexuales y el lugar del nacimiento, existen dificultades o bien con las relaciones entre el paciente y su madre, o el propio principio de la madre en el paciente: la capacidad de expresar cualidades para los cuidados, la alimentación y la receptividad, también pueden presentarse dificultades en arraigarse, en estar en contacto con la realidad, en tener los pies sobre la tierra.
La zona entorno a la articulación del pulgar corresponde a la parte superior del cuello, por donde salen los nervios del cerebro hacia la médula espinal, si hay bloqueos existe una correspondencia con dificultades psicológicas con el principio del padre. El padre externo o la figura de autoridad o dificultades en la expresión de su propia autoridad o de sus cualidades de padre, de su derecho a ser uno mismo, o incluso su derecho a ser a secas.
Entre el principio del padre en el pulgar y el de la madre en el talón subyace el reflejo del mapa del tiempo de los nueve meses que pasamos en el útero. Los puntos reflejos en la columna vertebral son el soporte de una estructura temporal. Cuando trabajamos sobre estas zonas estamos actuando realmente sobre la estructura de tiempo durante la que se establecieron inicialmente todas nuestras características.
Consideramos este periodo prenatal, no como algo pasado, sino como parte integrante de nuestro presente. En ese sentido el tiempo es como un río que transcurre desde un lago hasta el mar, donde la humedad es absorbida por la atmósfera para volver nuevamente a la tierra y repetir el ciclo. Bajo una forma u otra los acontecimientos del pasado siguen viviendo en nosotros.
En reflexología se actúa sobre zonas específicas que corresponden a enfermedades del paciente con el propósito de aliviar esas enfermedades, mientras que en Metamórfica no se tienen en cuenta los síntomas de las enfermedades, sino que se actúa sobre el esquema prenatal, dado que esta zona representa el tiempo en el que nuestras debilidades y fortalezas se establecieron primitivamente. Con esta práctica los cambios se presentan por sí solos en los planos mental, emocional, y del comportamiento, tanto como en el nivel físico. El practicante se concentra sobre una estructura temporal, indicando a la fuerza de vida que fluya sobre ella.
¿Por qué no trabajar directamente sobre la columna vertebral en lugar de hacerlo sobre sus puntos reflejos en los pies? Actuando sobre la columna vertebral estamos provocando trasformaciones inmediatas, inponiéndoles una dirección con nuestra manipulación. Utilizando el sistema reflejo de la columna vertebral en los pies, como soporte de un periodo de tiempo, nos permite trabajar desde una posición de distanciamiento.
Dado que el periodo de gestación pertenece al pasado, Metamórfica se relaciona con este periodo de tiempo, ya que el tiempo no es lineal y los acontecimientos del pasado están todavía con nosotros. Al trabajar la estructura temporal, la fuerza de la vida del paciente puede alterar las características formadas en el pasado, que todavía están activas, creando así una mayor libertad interna. De ese modo la capacidad de autocuración del paciente se pone realmente en funcionamiento.