miércoles, 6 de febrero de 2013


Hoy he tenido un sueño

Me desperté esta mañana con una sensación liviana en todo mi ser y una sonrisa profundamente marcada en mis labios. Había soñado. Y había soñado no cualquier sueño. Había soñado "El Sueño".
En mi sueño habían desaparecido muchos personajes, que a lo largo de los últimos tiempos, nos llevan al desespero, la angustia y la impotencia, y su lugar había sido ocupado por personas íntegras, honestas y respetuosas. Personas que sabían escuchar, hacer balance de lo escuchado y observado, y después actuar en consecuencia. 
Vivíamos en un mundo donde la enseñanza de nuestros hijos ni estaba basada en ideologías políticas ni partidistas, ni cargada de prejuicios ni de estatus. Donde se tenían en cuanta sus necesidades educativas y todo se adaptaban a esas necesidades y no al revés, el sistema educativo adaptándose a los deseos manipuladores de unos cuantos. Una enseñanza donde los valores humanos eran las principales materias que se impartían. Donde las asignaturas de Matemáticas, Lengua, Ciencias... estaban basadas en la comprensión y en la progresión adecuada de cada estudiante, y que compartían espacio en igualdad de condiciones con las asignaturas de Respeto, Empatía, Comprensión, Amabilidad, Amor... Una enseñanza totalmente gratuita a la que tenían acceso todos los niños en igualdad de condiciones, sin discriminaciones por raza, nacionalidad o religión, porque las bases de esa enseñanza eran imprescindibles para construir los cimientos de la armonía de una nueva sociedad. Una enseñanza donde se sembraba la semilla que acababa germinando en árboles robustos y fuertes, flexibles y con espíritu de equipo, libres de la competitividad de ser el más grande y tener que luchar por un espacio que se quita a los demás. Una enseñanza donde desde el inicio del mundo escolar a los niños se les instruía  en las artes de la meditación y el amor por uno mismo y el respeto por los demás, basada en la creencia de que todos somos seres únicos e irreemplazables. Una enseñanza donde los dones específicos de cada uno se potenciaban y se compartían con los demás, porque todos esos dones eran un regalo precioso para la humanidad.
En mi sueño el respeto por la  Naturaleza y la vinculación a la Tierra como un ser vivo era el principio y el fin de las actuaciones de cada uno de los habitantes del planeta. Donde todos y cada uno de los seres vivos que lo habitaban eran merecedores de respeto y amor, cada cual en su habitad original y según sus necesidades. 
En mi sueño las guerras eran aprendizajes de un pasado muy lejano de la humanidad, una experiencia vivida muchos años atrás de la que todos los habitantes del planeta habíamos extraído una enseñanza positiva para no volver a repetir jamás, porque desde entonces la paz era la base de la convivencia de todos los seres humanos. El hambre, la sed, la pobreza habían quedado obsoletas en el lenguaje y en los diccionarios, y no por puro ignorancia o por obstinación de mirar hacia otro lado, sino por puro convencimiento de que los recursos del Planeta eran patrimonio de todos sus habitantes.
Sé que todo esto es un sueño, una utopía, una fantasía, pero cuantos sueños, utopías y fantasías no acaban por convertirse en realidad si nos empeñamos en ello. Cuando la energía de muchos se une es capaz de mover montañas, para bien o para mal. Pero ¿por qué no unir las energías de nuestros sueños de un mundo mejor y cambiar de rumbo para bien? Somos más fuertes y poderosos de lo que nos creemos, Tenemos un potencial enorme por explotar y cuando nos demos cuenta de ello y unamos ese potencial estaremos en disposición de cambiar la historia de la humanidad. Hagamos posible, que el camino que estamos recorriendo juntos pero, no unidos, pueda dar un giro de 180º. Aunemos la energía de nuestros sueños. Porque las cosas que se sueñan con fuerza y creencia, acaban por convertirse en realidad.

Aquí os dejo un fragmento del cuento "La magia de los sueños" extraído del libro "Cuentos para sanar el alma" que escribí hace ya unos cuantos años, pero que en la actualidad, se revela como algo de máxima necesidad.
"... Aquella noche al completo el planeta volvió a soñar. Sueños grandes y pequeños, fantasiosos, proféticos, tristes, felices, horripilantes, esperanzadores... pero todos ellos, al fin y al cabo, sueños necesarios. El mundo volvió a su ritmo normal de catástrofes y guerras de los últimos tiempos, pero un Gran Sueño había comenzado a gestarse aquella noche y tendría continuidad durante muchas noches más, al que se sumarían, poco  a poco, personas de todos los rincones del planeta a medida que pasara el tiempo. El Gran Sueño de un mundo en Paz, de un mundo respetuoso y lleno de tolerancia, de un mundo de Amor.
El Mago de los Sueños y sus ayudantes cada día tenían más trabajo, el Gran Sueño requiere mucha dedicación, además de mucha fe y fortaleza, pero lo llevan a cabo con alegría y amor, saben que no tardará en materializarse, porque contra más personas se unan a él más posibilidades habrá de que se haga realidad.
¿Te apetece soñar? ¿¡Te animas a sumarte al Gran Sueño¡?..."     
  

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