jueves, 24 de febrero de 2011

El largo camino de la escritora

Presentación Santos Ochoa
Creo que en mi interior siempre supe que algún día acabaría teniendo un libro nacido de mi imaginación en las manos, aunque ese interior tardaría años en emerger al exterior para que pudiera reconocerlo, pero lo que nunca pensé fue en las pruebas que tendría que ir superando por el camino hasta conseguirlo.
Cuando la semilla de la idea se implantó en mi corazón tuve que superar la primera prueba, convencer a mi mente para que aceptara la idea de que podía ser una escritora. Tengo que confesar que el Universo se alió con mi corazón para conseguirlo y me vi inmersa en una serie de "causalidades" que fueron empujándome sin miramientos en esa dirección. Las personas y las situaciones fueron llegando a mi vida sin ser consciente de ello. Con el tiempo, y volviendo la vista atrás, ahora soy capaz de reconocer todos los hilos invisibles que se movieron a mi alrededor, y en ocasiones aún resuenan en mis oídos las carcajadas del Universo debidas a a ese humor cósmico que tiene.
Si uno de estos hilos invisibles de los que hablaba no se hubiera puesto en movimiento, y yo no me hubiera enamorarme de las Flores de Bach, mi libro "Cuentos para sanar el alma" tal vez no hubiera visto la luz, digo tal vez porque no estoy segura de si mi camino no habría dado un brusco giro en algún recodo y habría acabado escribiéndolo igualmente pero con una base diferente. Pero fue el conocimiento de este sistema floral el que implantó su semilla en mi alma y el que me ofreció su muleta para que diera los primero pasos firmes en el mágico mundo de la escritura, porque pequeñas pasos titubeantes ya los había dado.
A la misma vez que las palabras surgían de mi mano y se trasformaban en cuentos, mis emociones y sentimientos surgían al exterior para poder experimentar en propia piel la trasformación que los lectores irían efectuando a medida que los leyeran en un futuro. Era como si el tiempo y el espacio se hubieran confabulado para que la energía que se movía en el proceso de escritura arropara al lector llegado el momento.
Cada cuento del libro representa una de las 39 flores que componen el sistema floral de Bach (en el libro Rescate cuenta como una esencia floral y como tal es protagonista de uno de los relatos) y en cada uno de ellos me he visto reflejada en algún momento determinado de mi vida. La catarsis que he efectuado ha sido maravillosa, y la transformación ha sido posible gracias a la esencia determinada que cada uno de ellos representaba y que me ha acompañado durante todo el proceso de escritura de ese cuento, sobre mi plexo solar y en gotas integradas en un vaso de agua del cual iba bebiendo, y del análisis concienzudo de mi misma y de mis emociones, que en determinadas ocasiones me vi obligada a hacer para poder dejar atrás los escollos que algunos de ellos pusieron delante de mi mano que se negaba a escribir una sola palabra hasta no haber clarificado los miedos o las dudas que afloraban. 
No creáis que con la finalización de la escritura del libro mis pruebas habían concluido, nada más lejos de la realidad. Si el tiempo de gestación había estado plagado de dudas, reflexiones y miedos, el parto no se iba a quedar atrás, prometía ser largo y complicado. Al igual que en un nacimiento de nalgas, mi libro se resistía en salir al exterior y ver la luz hasta que yo no estuviera preparada emocionalmente para hacerlo. Suerte que la magia de las esencias florales... y de los hilos invisibles que al Universo le gusta mover de vez en cuando, acabé clarificando mis propias trampas emocionales y reconociendo los frenos que yo misma me autoimponía.
He de confesar que en todo el proceso de escritura de "Cuentos para sanar el alma" he estado arropada y acompañada de un guía muy especial y específico para la ocasión. Su nombre es Rigoberto y le gusta vestir con los románticos ropajes de la época de Shakespeare. Sentado sobre mi hombro y muy cerca de mi oreja ha pasado largas horas conmigo, chivándome palabras o frases enteras cuando mi inspiración se bloqueaba. Sin él tal vez habría podido conseguirlo, pero seguro que no hubiera sido ni la mitad de divertido y enriquecedor como al final resultó.
Mis pacientes, amigos, compañeros y familiares también han ayudado en su escritura sirviendo de inspiración a la hora de redactar alguno de los cuentos, unos como protagonistas, otros con sus vivencias, y a todos les doy las gracias por ello. Y como no, no podía faltar entre sus páginas mis propias experiencias y personalidad, por eso en la introducción del libro escribo: "... jugar a detectives, buscaros y buscadme". Y éste no es el único juego en el que reclamo la complicidad del lector, ningún cuento nombra para nada la flor que representa, ésta se encuentra implícita en su breve descripción botánica, en su signatura, y por supuesto, en la desarmonía emocional que está tratando de clarificar al lector, que tendrá que descubrir por sí solo cual es la esencia floral que encierra el cuento. Para los desconocedores de las esencias florales al final hay un pequeño diccionario y un indice que les ayudará a descubrirlas.
Me siento muy orgullosa del resultado final, y me encantaría compartir con vosotros los comentarios y sugerencias, que a partir de su lectura, estéis dispuestos a hacerme llegar, será bonito y muy enriquecedor para todos.   

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