viernes, 25 de febrero de 2011

Mi mágica relación con los libros

Puedo vanagloriarme de que a ser escritora he llegado por el camino de la lectura, me encanta leer, soy algo así como una devoradora de libros. En algunas épocas he llegado a tener hasta tres libros a la vez en proceso de lectura, a los que iba compaginando según el momento o el estado de ánimo. Aunque leo cualquier estilo (misterio, romántico, biografías, espiritualidad y todo lo relacionado con mi profesión) los que más me apasionan son los que tratan situaciones de la vida cotidiana donde los sentimientos y la forma de afrontar la vida son sus protagonistas, tal vez porque en esta lectura, aunque a algunos les parezca descabellado, encuentro una fuente de información maravillosa y enriquecedora para comprender las desarmonias que en ocasiones presentan mis pacientes, son algo así como mis enciclopedias de las emociones. 
Es muy curioso como entro en contacto con esta lectura, en primer lugar el libro me ha de llamar la atención por su título y su portada, tal vez por el camino se han quedado libros estupendos que no he leído por no sentir esa llamada, pero la verdad es que en muy pocas ocasiones esta intuición me ha fallado. Después, como creo que debe sucederle a todo el mundo, me intereso por lo que cuenta su contraportada, y si más o menos me seduce, ojeo alguna de las páginas interiores y después... leo el final. Algunos pensaréis que con esto le quito misterio al libro, pero no es cierto porque la mayoría de las veces, por no decir todas, ese final no desvela nada porque unas pocas líneas no dan sentido al contenido, pero a mi me sirven para saber si ese libro en concreto va a gustarme o no.
Mi época de bibliotecaria
Debido a este amor que siento por la lectura, durante algo así como quince años he sido la encargada de gestionar la biblioteca de la empresa en la cual trabajaba parte de mi jornada laboral. Durante bastantes años he compaginado mi labor de terapeuta con la de empleada en una mediana empresa, situación que me ha ayudado a crecer también como persona, ya que la relación con un amplio abanico de compañeros me ha enriquecido sobremanera. 
Cuando esta empresa se constituyó quiso potenciar una parte social entre sus trabajadores y, a más a más de otras actividades, ofrecer un servicio de biblioteca para todos sus empleados y familiares. Gracias a la aportación económica anual por parte de la empresa aquel proyecto que comenzó con apenas una decena de libros, acabó por convertirse en una autentica Biblioteca con más de 3000 libros. Y yo tuve la suerte de ser la artífice de este proyecto desde el principio, doy las gracias por ello a todos los que desde el primer momento confiaron en mí y me ofrecieron la posibilidad de llevar a cabo tamaña empresa. Desgraciadamente, y como viene sucediendo en la actualidad, esta empresa ha cerrado sus puertas, y además de los puestos de trabajo irrecuperables, se ha perdido un bonito ejemplo de labor social dentro del ámbito laboral.
Gracias a las circunstancias que me llevaron a ejercer de bibliotecaria, tuve el gran regalo de poder leer una variada y enriquecedora selección de libros, además de disfrutar del proceso de adquisición de todos ellos, hasta convertirme en toda una experta en escritores y estilos, y por ende, en consejera entre mis compañeros sobre el tipo de lectura con el que cada cual podría disfrutar más.
Club de lectura Santos Ochoa
Por si este contacto con los libros fuera poco, desde hace algo más de dos años participo mensualmente en un club de lectura. Es sorprendente como un mismo libro puede ser tan diferente según los ojos que lo leen. Lo más enriquecedor de estos encuentros, además de los diferentes puntos de vista que se comparten, es la conexión que se crea con las personas que participan en él. Poco a poco hemos ido pasando de ser meras lectoras que se reúnen para comentar un libro, a amigas con nombres y apellidos que se van conociendo e intimando cada vez más. Y como en ningún ámbito de la vida las "causalidades" dejan de aparecer, en este grupo de lectura he coincidido con varias personas que comparten una visión espiritual de la vida conmigo, y a las que me une algo más profundo que el puro amor por la lectura.
Espero que este intrincado puzzle que es la vida vaya encajando las piezas necesarias para que el libro de mi vida se llene poco a poco con las líneas de los encuentros a nivel personal que me ayudarán a crecer y a obtener sabiduría. Sé que no estoy sola en este camino, porque sois muchos los buscadores de luz que como yo se mueven por el mundo, un mundo cada vez pequeño para contenernos, porque cada vez somos más los que aunamos nuestra energía para hacer un mundo mejor y más humano.    

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