Manzanita

Manzanita (Gayuba)

Manzanita (Gayuba)

Esta esencia nos ayuda a reconocer el santuario que contiene nuestra alma, el cuerpo. Cuando no aceptamos nuestro cuerpo o rechazamos parte de él, estamos rechazándonos a nosotros mismos, aquello que somos, a muestra esencia, a la parte humana y terrenal de nosotros que experimenta y siente, que protege y ampara, que nos proporciona las constantes vitales para que podamos realizar todo aquello que deseemos en esta vida. Cuando sentimos que nuestro cuerpo no tiene valor, que es corrupto, nos avergonzamos de él, sentimos suciedad y asco con referente a lo carnal, y observamos nuestro cuerpo como algo feo y desagradable, estamos menospreciándonos a nosotros mismos.

Puede ser que esto no ocurra con la observación de nuestro propio cuerpo, que nos amemos y aceptemos, que estemos orgullosos de él y de su aspecto, pero que sean los otros cuerpos los que nos produzcan aversión o rechazo. En todos estos casos la esencia floral Manzanita nos ayudará a equilibrarnos, a apreciar nuestro cuerpo y el cuerpo de los demás como algo vital y necesario, a observarlo con amor y respeto, a valorar la importancia que tiene para el buen funcionamiento de nuestra vida.

También es muy útil en el caso de embarazadas que viven la transformación de su cuerpo, no como algo milagroso, sino como una deformidad a la que han de resignarse.

Manzanita ayudará también en los caso de anorexia, cuando se cree en un cuerpo sin formas ni redondeces, o cuadros de obesidad que genera desprecio del propio cuerpo.

A nivel físico su esencia floral es una gran purificadora del cuerpo en casos de infecciones. Sinusitis, congestión pulmonar, anemia, y cualquier enfermedad asociada a los glóbulos rojos. Favorece el metabolismo del hierro. 

La Naturaleza nos regala Manzanita para que podamos reconciliarnos con nosotros mismos, con lo que somos y con la imagen que ofrecemos. Que aceptemos nuestro cuerpo como vínculo del alma, como la parte terrenal que nos arraiga y nos mantiene vivos, que facilita que nosotros, como seres espirituales, podamos vivir plenamente las experiencias humanas que hemos elegido. Solo amándonos tal y como somos, aceptándonos en nuestra totalidad, agradecidos por lo que nuestro cuerpo representa para nosotros, podremos amar a los demás.