miércoles, 23 de marzo de 2011

Una persona feliz no es...

Una persona feliz no es una persona sometida a una determinada serie de circunstancias, sino una persona con una determinada serie de actitudes

La mayoría de nosotros le damos a la vida la responsabilidad de hacernos felices. Creemos que la felicidad es medible como un termómetro, dependiendo de las cosas buenas que me facilite, su columna de mercurio subirá, pero si los sucesos que me hace llegar no son de mi agrado... ésta bajara hasta límites alarmantes.
La vida es neutra, la vida no es esta circunstancia ni aquella, la vida simplemente "es". Nos proporciona el encuadre donde van a suceder las cosas, pero éstas estarán marcadas por las propias circunstancias y actitudes de cada cual, que tendrán el valor que cada uno quiera otorgarles dependiendo de cómo las afrontemos. Cuantas veces no habremos oído la famosa frase : "En la vida nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira". Y es bien cierto, cada uno de nosotros es capaz de ver los mismos hechos y darles una interpretación diferente dependiendo de la posición desde donde los observemos. Pero esas diferencias no son reales, porque tan solo son fruto de nuestra percepción. La vida es un banquete lleno de sanos platos de circunstancias, y los sentimientos y emociones, los condimentos que nosotros añadimos para enriquecerlos. Dependiendo del que escojamos y la cantidad con que condimentemos, al final de la comida tendremos una buena digestión, o deberemos afrontar una fuerte indigestión. Los componentes de los platos no han tenido la culpa de nada, hemos sido nosotros los que lo hemos aderezado y comido, los que hemos escogido cual queríamos degustar y la cantidad, y los que hemos repetido del mismo plato.
Las circunstancias que cada uno de nosotros vivimos no encierran el secreto de la felicidad, ni son responsables de ella, ese secreto reside en nuestro interior y nosotros somos los únicos responsables de descubrirlo. Dependiendo de cómo cada uno de nosotros afronte  los retos que la vida le propone, así los viviremos y así nos afectarán. Descubrir que emociones nos indigestan, cómo y cuándo, y saberlas colocar en el plato que se merecen, son las mejores sales de frutas que nos ayudaran a disfrutar una buena comida, y entonces podremos saborear el postre de la felicidad

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