"Si alguna vez te preguntas si tu día ha sido fructífero, observa si a lo largo de él has regalado a alguien una sonrisa, has sido amable con quien lo necesitaba o has sentido la plenitud de la puesta de sol, y contéstate a ti mismo: Sí, hoy ha sido un día muy bien aprovechado"
Por mucho que la queramos complicar ¡La vida es sencilla!, son esos pequeños actos, a los que no damos importancia, los que la llenan de plenitud. Estamos siempre demasiado ocupados, tenemos demasiado trabajo, soportamos excesivas responsabilidades... y basamos nuestros días en el buen cumplimiento de nuestros deberes y obligaciones, olvidando a menudo las cosas que verdaderamente le dan sentido. Ser amables, sonreír, escuchar, atender, observar, en definitiva, poner en marcha todos nuestros sentidos, parece costarnos un gran esfuerzo que no merece la pena realizar, cuando realmente ése es el alimento de nuestra alma, el estar presentes en el aquí y el ahora, y es a su vez, el mejor regalo que nos podemos ofrecer a nosotros mismos, VIVIR cada minuto con plenitud. La próxima puesta de sol o el próximo amanecer ofrecételo con una sonrisa, se amable contigo mismo y después observa el estado de ánimo que te llena cada poro de tu piel, y desde aquí, desde este punto de felicidad, acomete tus quehaceres y obligaciones, y estarás dando lo mejor de ti a todos los que se crucen en tu camino, entonces tendrás la respuesta a si ese ha sido o va a ser un día fructífero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario